En el verano queremos peinados sencillos con los que no perder el atractivo, y por eso las trenzas nunca pasan de moda. Fáciles de hacer y de llevar, su versatilidad permite tantas combinaciones que siempre se puede encontrar la versión que más nos favorezca, o la más apropiada para cada ocasión. Una imagen desenfadada durante el día, o más sofisticada para la noche: las trenzas nos brindan la oportunidad de conseguir peinados coquetos con un punto de frescura.
A la hora de realizar una trenza se requiere una melena de cierta longitud y conviene que el pelo esté bien desenredado. Para un estilo casual, lo mejor es una trenza baja y algunos mechones sueltos, o bien una trenza a medio terminar, dejando el final recogido en forma de coleta. Con raya a un lado y tensando más el pelo se consigue un estilo más depurado. Y para dar un aire infantil e inocente, dos trenzas son la solución.
Con la trenza conseguimos que el cabello permanezca limpio durante más tiempo. Si es liso, lograremos un poco de ondulación al deshacerla; si es fosco, quedará recogido con elegancia. La más sencilla es la trenza clásica, que seguramente todas hemos llevado en algún momento de nuestra vida, pero existen otras variedades muy sugerentes de mayor o menor complejidad, como la trenza diadema, con la que se consigue un aspecto retro, la francesa o la de espiga. Una de las más originales es la de cola de pez, vistosa y de plena actualidad.
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